En lo que fue una semana fabulosa de récords mundiales, el 2 de septiembre de este año el Perlan II alcanzó los 76.100 pies (23.195 m). Estuvimos conversando con ellos en El Calafate, en ocasión del reconocimiento público que hicieron los organismos que brindaron su colaboración.
¿Qué se siente al volar tan alejados de la Tierra?
Jim Payne, Piloto en Jefe: La vista es asombrosa e infinita. Más alto volás, más oscuro es el azul del cielo, la Tierra comienza a curvarse, y casi todas las nubes te quedan por debajo. Para nosotros los tripulantes hay mucho trabajo a bordo, entre el control del vuelo -hay que estar donde el aire te empuja hacia arriba- y la labor científica, no tenemos mucho tiempo para mirar afuera.
Tago de Pietro, Coordinador de Logística en Argentina: El mantenerse allí donde hay empuje hacia arriba lleva mucho trabajo y concentración también. Jim es quíntuple campeón mundial de vuelo en planeadores –y ganó dos Top Guns como piloto de la USAF- y lo que él hizo en 2018 es uno de los mayores aportes a la aeronáutica de los últimos años. Llegar a semejantes alturas sin motor es algo realmente increíble.
JP: El llegar a los 76.100 pies fue un logro tremendo. Hemos trabajado muchos años y hecho muchos estudios para llegar a esto. El poder demostrar que los estudios fueron correctos fue una sensación fantástica. Ahora sabemos que podemos volar tan alto.
¿Qué los inspira a perseguir nuevos desafíos?
Ed Warnock, Director Ejecutivo del Proyecto: ¡La curiosidad! Siempre quise aprender y ver cosas nuevas. El ser piloto significó que pude mirar a las nubes desde arriba, y a una colina por el otro lado. Ir a lugares a los que no llegaría en auto. Por la curiosidad me pregunté qué hay allá arriba.
¿Qué interés ha despertado el Perlan II en el mundo científico y en la comunidad en general?
JP: Intentamos responder incógnitas referidas al comportamiento de la atmósfera cuando aparecen las ondas estratosféricas. Asimismo, el Perlan será el primero en medir la capa de ozono en forma horizontal y vertical.
EW: Toda la información que recogemos, como ser la de los cubesats y muchos datos de los vuelos, se vuelca en un website. Todo el mundo puede aprovechar esto: la NASA y Teachers in Space (un programa de la NASA destinado a promover entre los estudiantes el interés en las matemáticas, la ciencia y la exploración espacial), por ejemplo. En Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional, las Fuerzas Armadas y de Seguridad, CITEDEF (Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa), y el Depto. de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la UBA, entre otros.
Para el año próximo nos gustaría ver una mayor participación del mundo académico. Esperamos que alguien pueda tomar los datos que producimos y estudiarlos, analizarlos y publicar sus resultados. También queremos que participen más estudiantes, y esperamos alcanzar el límite de diseño del avión, que es cercano a los 90.000 pies. Con ello tendríamos el avión que alcanzó el vuelo nivelado más alto de la historia.
Ustedes han visitado escuelas en los EE.UU., Puerto Rico y Argentina. ¿Cómo los vieron los chicos, y qué los entusiasmó más?
JP: Nos gusta entusiasmar a los chicos. Uno podría mirar la Tierra en la web y pensar que está todo descubierto, pero no es así. Nosotros hacemos una exploración racional, elevándonos. Buscamos demostrar que nuestros modelos matemáticos de la atmósfera son correctos. Hemos demostrado que hay mayores variaciones de temperatura que las esperadas en las grandes altitudes. Esperamos haber inspirado a los chicos. Hay que recordar que para hacer cosas grandes hay que trabajar mucho; que no es algo tan fácil. Nada se logra mirando el celular todo el día.
EW: También queremos que los chicos comprendan que llegar a grandes no nos obliga a trabajar en aquello que no nos gusta. Tienen que encontrar la profesión que les guste. Por eso queremos mostrarles que hay trabajos que son aventura y de exploración. Cuando nos dicen que eso les atrae les decimos que entonces aprendan matemáticas y ciencias, y que lo hagan porque les interesa, no porque deban hacerlo.
¿Se beneficia la industria aeronáutica con sus experimentos?
JP: Sí, dado que el planeador es de fibra de carbono y tenemos equipos de aviónica más capaces, que pueden operar a mayores altitudes. Además, contamos con un conocimiento mayor de los cambios de temperatura con la altitud.
EW: Los aviones de línea tienden a volar más alto; nuestra experiencia será útil para el diseño de otros, que ya no vuelen a 35.000 pies sino a 55.000-60.000 pies. Otra de las cosas que estamos probando es si podría usarse en Marte un avión con alas, dado que se trata de una atmósfera muy similar a la que hay a la altitud en la que vuela el Perlan II.
¿Cómo fue trabajar con nuestra gente del aeropuerto?
JP: Estamos extremadamente contentos con el apoyo que nos brindaron. Quisimos ser excelentes huéspedes, tratando a todos como nos gustaría que lo hicieran con nosotros, y la atención fue tan buena que intentamos tratarlos a ellos de igual modo.
¿Y con la torre de control?
JP: ¡Fueron fantásticos! Toleraban nuestro pobre espaniol y nos hablaban despacio. Algunos hablan un inglés muy bueno, y creo que el año que viene vamos a contar con una autorización especial al respecto.
EW: Estudiamos español tres años… mal.
