Alguna vez, en un día frío, habrás jugado a comprimir aire en tu boca para luego liberarlo lentamente y ver cómo exhalabas una especie de pequeña nube. Cuanto más frío estaba el aire, mejor se veía tu nube. En sus vuelos a grandes altitudes, los aviones a reacción también pueden formar nubes artificiales. Son esas líneas blancas, largas y torneadas, llamadas estelas de condensación.
En efecto, los gases de escape de los motores contienen agua en estado vaporoso, y al salir de las cámaras de combustión a alta temperatura y mezclarse con el aire exterior a temperaturas bajo cero, el vapor vuelve a condensarse, haciéndose visible. Los gases contienen además dióxido de carbono, óxidos sulfúrico y nitroso, combustible sin quemar, hollín y partículas metálicas. El hollín presente en el aire favorece la condensación.
El espesor, la extensión y la duración de una estela dependerá de la altitud a la que ésta se produce, la temperatura del aire y la humedad ambiente. Además, la persistencia de la estela puede dar indicios del tiempo que se avecina. Si es delgada y dura poco, será señal de buen tiempo (baja humedad en altura); si es más densa y duradera (alta humedad en altura) podrá indicar la proximidad de tormentas.
Condensado de www.scientificamerican.com